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La obesidad es un factor que provoca aumento de colesterol y triglicéridos y puede provocar la aparición de la diabetes tipo II, por desgracia hoy en día es una enfermedad muy común que padece un porcentaje elevado de la población. La obesidad es un factor ambiental, es decir, la dieta que consumimos es la que nos hará desarrollar o no esta enfermedad, ya que solo el 20% de las personas con obesidad tiene causa hereditaria.
El riesgo viene por los problemas derivados que tienen estas personas por la acumulación de grasa en su organismo, esto produce una acumulación en las arterias y un problema derivado de hipertensión arterial y si encima tienes diabetes, todo esto supone un riesgo enorme para tu salud. Existen dos tipos de obesidad: ginoide y androide. La ginoide es más de las mujeres y es aquella en que la grasa se acumula en los muslos.
La androide es más típica de los hombres y es aquella en que la grasa se acumula en la cintura, esto implica un riesgo mayor de padecer problemas cardiovasculares. Con la obesidad se puede desarrollar lo que se conoce como síndrome metabólico. Se utiliza para describir la aparición de varios factores de riesgo cardiovascular a la vez. Estos factores son diabetes tipo II, hipertensión, aumento de las LDL (colesterol malo) y disminución de las HDL (colesterol bueno). Se considera que se sufre de hipertensión con valores:
- normal-alta: 130-139 sistólica y 85-89 diastólica
- alta: más de 140 en sistólica y más de 90 en diastólica
La hipertensión es la causante de un 35-45% de las enfermedades cardiovasculares.
Provoca daños en los vasos, por lo que el corazón tiene que ejercer más fuerza para hacer circular la sangre. Esto provoca que aumente su trabajo y su tamaño, lo que se traduce en un aumento de la posibilidad de sufrir un problema cardíaco.
Las personas con diabetes tenemos tendencia a que nuestra concentración de HDL se reduzca y aumente las LDL, además las LDL son más densas por lo que la acumulación en sangre es mayor. También sufrimos más riesgo de que nuestros triglicéridos sean elevados, y si lo juntamos con el hecho de que nuestros vasos están más dañados, nuestro riesgo cardiovascular aumenta considerablemente. Aun así, la ventaja que tenemos frente a otras personas es que nuestra dieta es mucho más controlada y suele ser más sana, por lo que creamos un sistema de defensa frente a este riesgo.
En personas diabéticas el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares es mayor. Esto de sebe a que somos más propensos a que se formen placas de ateroma en las arterias coronarias y en las arterias situadas en las extremidades inferiores del cuerpo. Se ha observado que entre las personas que han sufrido un infarto de miocardio se encuentra mayor prevalencia en las diabéticas. Esto puede deberse al hecho de que acumulemos triglicéridos con más facilidad, por lo que aumenta la concentración en sangre. También tendemos a sufrir con más facilidad hipertensión y trombos en la sangre.