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Según la ESHRE (Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología), la infertilidad de una pareja puede definirse como la incapacidad de lograr un embarazo tras haber practicado el coito de manera regular sin anticonceptivos durante el periodo de un año. La infertilidad puede ser de dos tipos:
- Primaria: La pareja nunca ha conseguido un embarazo de forma natural.
- Secundaria: Tras un primer embarazo, la pareja no consigue tener otro. Tienen que transcurrir al menos doce meses desde el embarazo para que se considere esterilidad secundaria.
La infertilidad afecta a un 15% de las parejas, lo que la convierte en uno de los problemas de salud más frecuentes en la población con edades comprendidas entre los 20 y los 45 años. La fertilidad humana parte de un componente dual: femenino y masculino. Un tercio de los casos de infertilidad se deben al componente masculino, y en otro tercio podemos identificar factores femeninos y masculinos. Las causas más frecuentes de infertilidad son:
- Anovulación, en estos casos el óvulo no llega a ser expulsado del ovario. La condición más frecuente de este grupo es el síndrome de ovarios poliquísticos.
- Lesión, bloqueo o adherencia de las trompas de Falopio, por procesos inflamatorios pélvicos, o antecedente de embarazos ectópicos.
- Endometriosis, padecimiento en el que el tejido que recubre la cavidad uterina se encuentra fuera del útero, en ovarios, trompas, intestinos, vejiga o peritoneo.
- Mala calidad del esperma o alteraciones en la eyaculación.
- Edad avanzada. Es más acusada en mujeres que en hombres, debido a que durante la vida de una mujer, el número de óvulos está determinado desde el nacimiento, perdiéndose un número considerable hasta la llegada de la pubertad. En cambio, durante la vida de un hombre, los espermatozoides están en continua formación. Por todo ello, se acepta que la vida fértil de una mujer disminuye a partir de los 35 años, llegando a un pico importante a la edad de 40 años. Para los hombres, se ha visto que la edad también influye, pero en menor medida.
La diabetes en la mujer puede hacer que el proceso de lograr el embarazo sea más difícil y puede influir en el desarrollo del feto. Por una parte, los altos niveles de glucosa disminuyen la producción de las hormonas (estrógeno, progesterona y testosterona) necesarias para la fertilidad femenina. Los cambios hormonales producidos por esta enfermedad pueden terminar afectando los ciclos menstruales, provocando retrasos, ausencia de la regla o menopausia prematura. En caso de tener obesidad, las disfunciones generadas por la diabetes en la mujer pueden empeorar. Sin embargo, con un correcto control del nivel de azúcar en sangre, estos problemas pueden evitarse. Estudios médicos han demostrado que las mujeres que padecen de diabetes pueden quedarse embarazadas y tener bebés completamente sanos, siempre y cuando controlen los niveles de azúcar en la sangre antes y durante el embarazo.
La mujer con diabetes, tratada correctamente, tiene una fertilidad normal y puede soportar el embarazo sin peligro para su vida. La diabetes se acentúa durante el embarazo y éste favorece su descompensación y las complicaciones por lo cual hacemos hincapié en el control adecuado de la diabetes.
¿CÓMO AFECTA LA DIABETES A LA FERTILIDAD MASCULINA?
El hombre con diabetes mal controlada puede presentar daño testicular, con disminución de la calidad y cantidad del esperma, trastornos de la eyaculación y disfunción eréctil. Estas alteraciones son producidas por los cambios metabólicos o secundarios a complicaciones neuropáticas/vasculares que aparecen como complicaciones crónicas de la diabetes no controlada.
Igualmente a lo dicho con respecto a la mujer, el hombre con diabetes con un adecuado control tiene menor probabilidad de presentar factores que produzcan infertilidad.
Tipos de tratamientos de reproducción.
En aquellos casos que así lo requieran, existen varios tratamientos que ayudan a que una pareja pueda lograr el embarazo deseado:
- Inseminación artificial. Procedimiento por el que se introduce semen de forma artificial en el útero en la fecha de la ovulación.
- Fecundación in vitro.(FIV) Para realizarla, se extraen algunos óvulos de los ovarios y se colocan junto a los espermatozoides (se fecundan fuera del cuerpo). Los embriones resultantes se transfieren al útero materno a través del cuello uterino.
- Inyección Intracitoplasmática de espermatozoides. Es igual a la fecundación in vitro, la diferencia está en cómo se fecunda el óvulo, ya que aquí se inyecta en el óvulo un único espermatozoide, y luego los embriones resultantes se transfieren al útero materno a través del cuello uterino.
- Vitrificación de ovocitos. La vitrificación es la técnica actual más eficaz para preservar óvulos. Se trata de una técnica de congelación ultra rápida que permite posponer la capacidad reproductiva de una mujer el tiempo que se desee, con las mismas posibilidades que en el momento en que se vitrifican los ovocitos. Con la vitrificación de los óvulos las mujeres pueden alcanzar la madurez sin experimentar una disminución significativa en la capacidad para concebir en un futuro. El mejor momento para la obtención de ovocitos es entre los 25 y 30 años de edad, aunque podría realizarse el procedimiento hasta los 35 años. Posteriormente, pueden ser utilizados en cualquier momento.
RECOMENDACIONES PARA LA MUJER CON DIABETES.
En general, si se está intentando quedar embarazada o se desea prevenir posibles complicaciones de salud durante el embarazo y el parto, se recomienda:
- Mantener un peso adecuado.
- Monitorear los niveles de glucosa, regularmente.
- Ejercicio físico regular.
- Vigilar la dieta. Con suplementos recomendados como ácido fólico
- Evitar tabaco, alcohol y drogas.
- Acudir a la consulta de Endocrinología y de Ginecología, con la finalidad de realizar todas evaluaciones necesarias para asegurar las mejores condiciones de salud para lograr la gestación.