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El motivo por el cual me he decidido a escribir este post es por el cambio que se ha producido en mi vida estos últimos meses y debido a ello me han cambiado al endocrino y a la educadora en diabetes. Antes me llevaban en el Hospital de Bellvitge y un 10 tanto para mi endocrino como para su equipo de educadoras.
Pero debido a que estoy embarazada de 19 semanas, y como tengo diabetes tipo 1, estoy en «Alto Riesgo Obstétrico» y aquí en Barcelona solo hay dos hospitales que llevan diabetes tipo 1, El Valle Hebron y la Martenidad, pues a mí me ha tocado el Valle Hebron.
A día de hoy no conozco a la endocrino, no he tenido ninguna visita con ella, y ¿cómo puede ser estando ya de 19 semanas de embarazo?. Parece ser que hay saturación de pacientes en el hospital y no tiene día en su agenda para poder visitarme antes.
Pero de quien sí que puedo hablar es de mi educadora en diabetes.
Lo principal es que todas las personas con diabetes tengamos acceso a una educación en diabetes proporcionado por profesionales sanitarios que dominen en profundidad sobre el tema, pero como sabréis en España no existe la figura del educador en diabetes como tal, no cuentan con un programa educativo específico reglado. Una enfermera se especializa en educación para diabetes por iniciativa propia o por suerte o desgracia de caer en un departamento determinado, en concreto la mía viene del departamento de los enfermos en diálisis. Así que muchas de los educadores en diabetes primero comienzan a atender a pacientes y después se forman… ¿no tiene mucha lógica no?. Pues esta es una realidad en España.
Si de algo estoy harta son de las personas que constantemente me recuerdan las complicaciones de la diabetes, y mi educadora me lo repite cada vez que tengo visita. Su trabajo se basa en hacerme sentir mal ya que mi tendencia glucémica no es la deseada para una embarazada. Así que cada vez que tengo consulta con ella voy con actitud defensiva, y lo que no puede hacer ningún educador es empujar al paciente hacia esa actitud. Además ni soy portadora de bomba de insulina y ni siquiera he recibido el FreeStyle todavía porque parece ser que tarda en llegar…
Ser educador en diabetes es algo bastante complejo, que requiere adiestramiento para ejercerlo y calificación profesional. Y muchos de los que hoy en día se denominan «educadores» no lo son. Créame que todo lo que te digan relacionado con insulinas, tendencia glucémica, raciones de hidratos de carbono… no valdrá la pena si la educadora que tienes a tu lado es incapaz de mantener la motivación para mejorar la gestión de tu diabetes.
Nunca se entrena el nivel emocional de una enfermedad crónica, el fracaso, adherirse al tratamiento, la motivación, la depresión estos son conceptos comúnmente relacionados con la diabetes y ¿por qué no se trabajan estos conceptos en las unidades de diabetes?
¿Por qué cada vez que tengo visita con mi educadora lo único que hace es reprocharme mi variabilidad glucémica y encima de malas maneras? ¿Dónde está su empatía y su profesionalidad?
Lo que tengo claro es que necesitamos educación diabetológica YA.
Por todos, porque la diabetes es mucho más que glicada, analíticas, hidratos de carbono, tendencia glucémica, revisiones de pies u ojos periódicas…
Actualizado el 20/06/2019
Después de tener mi primera visita con la endocrino lo primero que ha hecho ha sido cambiarme la educadora y pedirme disculpas por su comportamiento, no es persona profesional a su puesto, no entiende como no me había programado una visita con ella antes y como ni siquiera había enviado la solicitud para que me enviaran el FreeStyle, he tenido mala suerte de cruzarme con esta educadora, pero la situación ya está arreglada.
Solo espero que esta persona que tiene una plaza fija la deleguen a otros departamentos donde pueda ser útil. Porque en diabetes no lo es.