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Beber agua durante las comidas engorda. Falso.
El agua no aporta ninguna caloría, por tanto, nunca engorda, ni cuando la tomamos durante la comida ni entre comidas. Beber agua mientras comemos no nos va a engordar nunca. En principio, es mejor tomar el agua fuera de las comidas ya que así no interfiere en el proceso de la digestión porque no diluye las enzimas ni los ácidos que intervienen en ella.
Beber mucha agua adelgaza. Falso.
Ya hemos dicho que beber agua no engorda, pero tampoco adelgaza. Lo que ocurre es que el agua nos llena el estómago y nos da la sensación de plenitud.
Beber agua en ayunas es muy saludable. Verdadero.
Puede ser agua sola, infusiones, zumo de frutas… Es útil para hidratar el organismo y limpiarlo de toxinas. Ayuda a depurar el intestino y los riñones.
Es mejor el agua embotellada que la del grifo. Falso.
El agua del grifo debe cumplir los registros sanitarios para que pueda ser considerada apta para el consumo humano. El agua embotellada sí que puede resultar con mejor sabor que la del grifo, sobre todo en determinadas zonas.
Para adelgazar hay que beber más de 2 litros de agua diarios. Falso.
El consejo saludable en general, para cualquier persona, es beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Si se toma más cantidad podemos conseguir más saciedad al llenar el estómago, aunque sea de agua.
La gaseosa de toda la vida engorda. Verdadero.
Esta gaseosa aporta calorías extra a la dieta habitual, las cuales no se pueden utilizar como combustibles y por tanto se acumula en forma de grasa y ayuda a engordar.
La gaseosa light engorda. Falso.
La gaseosa dietética no contiene azúcar, sino edulcorantes artificiales, por tanto no aporta calorías o son tan mínimas que no son valorables. Aunque si debemos saber que contiene colorantes y carbonatos que no son beneficiosos para la salud.
La gaseosa la puede tomar toda la población. Falso.
La gaseosa está contraindicada en caso de hernia de hiato y también en caso de gastritis.
La necesidad de beber agua disminuye en las personas mayores. Falso.
Es cierto que las personas mayores no sienten tanta sed como las personas más jóvenes, pero en cambio, si tienen la misma necesidad de agua. Esto puede conllevar que tengan insuficiente hidratación. A este factor hay que añadir que a partir de los 70 años, la capacidad de filtrar y eliminar toxinas por parte del riñón se reduce aproximadamente a la mitad. Por tanto, es importante que la persona mayor vaya bebiendo a lo largo del día, aunque no tenga sed.
Si no tengo sed es que mi cuerpo no necesita agua. Falso.
Lo aconsejable es ir bebiendo agua a lo largo de todo el día, sin esperar a sentir sed.
El agua más recomendable es la de mineralización débil. Verdadero.
Esto es así porque si están poco mineralizadas tienen más capacidad de eliminar residuos o toxinas del organismo. Es decir, este efecto de arrastre de toxinas sólo es posible si el agua que rodea la célula tiene menos cantidad de minerales que la que está dentro de ella. Otra ventaja de las aguas de mineralización débil es que al ser más ligera atraviesa rápidamente las paredes intestinales distribuyéndose así por todos los tejidos del organismo.
El agua que contiene muchos minerales se aconseja para el organismo. Falso.
Estos minerales que aporta el agua no se absorben por parte del organismo de la misma forma que los minerales que aportan los alimentos. Por otro lado, para que el agua realice este efecto depurativo tiene que contener pocos minerales, es decir debe ser un agua ligera.
Beber más de 3 litros al día es perjudicial para la salud. Falso.
Nuestro cuerpo está preparado para eliminar el exceso de agua que se consuma, siempre que no se tenga ningún problema de riñones o de corazón.
El agua más aconsejable para tomar después de un ejercicio físico es el agua embotellada. Falso.
Tras un ejercicio físico intenso es más aconsejable tomar bebidas isotónicas o agua más azúcar, más sal, más zumo de limón. Si tomamos agua normal embotellada, corremos el riesgo de sufrir una hiponatremia, es decir, un déficit de sodio.
Mientras hacemos ejercicio físico es mejor no tomar agua para evitar el flato. Falso.
La causa del flato no está del todo clara, aunque parece que sí influye un inadecuado flujo de oxígeno y sangre a los músculos respiratorios, diafragma y músculos intercostales. Lo que ocurre es que el ejercicio que hace trabajar músculos grandes produce una gran desviación del flujo sanguíneo. El reajuste del aporte sanguíneo no es inmediato, por tanto, los músculos respiratorios se ven obligados a satisfacer elevadas necesidades de energía sin tener un aporte de sangre adecuado, y por este motivo, se produce el flato.