Esperanza para la cura

Visitas: 130

Y un día alguien me preguntará:

– ¿Te acuerdas de cuando tenías diabetes?

Y todos esos sentimientos y pensamientos volverán a mi mente, los recuerdos de los años más duros de mi vida pasarán como un reflejo por mis ojos.

Recordaré el día que fui diagnosticada, que frágil, débil y asustada me sentía. Recordaré el primer año que cumplí siendo diabética y como fueron pasando los años y cada vez me hice más fuerte porque realmente no tenía otra opción. Recordaré como siempre decían que la cura estaba en camino, pero año tras año, la cura nunca llegaba.

Recordaré las noches que pasaba sin dormir porque mi glucemia estaba mal, las veces que lloré porque ya no podía más con la diabetes, recordaré siempre las inyecciones y el olor a la insulina.

Recordaré exactamente que era lo que estaba haciendo cuando me dijeron que habían encontrado la cura para la diabetes, cuanto lloraré cuando llame a mi familia para decirles que al final todo va a salir bien. Que al final han encontrado la cura.

El día que llegue la cura será el momento más grande de mi vida, ya nunca más tendré que vivir con diabetes.

Y de repente ninguno de nosotros necesitaremos más insulina, ya no nos tendremos que preocupar más de nuestra glucemia, podremos dormir tranquilamente, no deberemos llevar nuestro kit diabético arriba y abajo. Ya no tendremos miedo, viviremos nuestra vida sin sentir que llevamos el peso del mundo sobre nuestra espalda.

Nunca más seremos diabéticos ni viviremos con diabetes, pero todavía tendremos en la memoria el infierno al que nos enfrentamos, las cicatrices siempre permaneceran con nosotros y serán recordatorios de lo fuerte que realmente somos

Vamos a ser capaces de recordar todo esto y mucho más y un par de lágrimas se deslizarán por nuestras mejillas, porque incluso después de haber sido curados, la memoria de los demonios a los cuales nos enfrentamos viviendo con diabetes siempre permanecerán en nuestro recuerdo.

Nada menos, nada más.